“El deporte me lo ha dado todo”. No, no, a mi no, pero va entre comillas porque es una cita. Lo dijo Michael Jordan. También lo dijo Laura Carriches (Judo), Javier Bermejo (Atletismo) y seguramente en algún momento de éxtasis emocional lo habré dicho yo también. Esta simple frase está tan utilizada y ha sido oída por todos tantas veces que bien podría venir enlatada. Se debe tener cuidado con lo que se dice ya de por sí, y partiendo de la base de que generalizar es un error en el que se cae demasiado a menudo, éste tipo de afirmaciones tajantes siempre tienen trampa y son más que rebatibles.
Cuando un deportista de élite se lanaza al vacío con semejante “perla” generalmente no es consciente de la verdadera realidad que se esconde tras esas palabras. Vamos a tomar esa frase y por la diversión que podría reportarnos la vamos a interpretar al pie de la letra. Vamos a analizar que es ese “todo” del que se habla con tanta libertad y ligereza. Como ya he dicho antes generalizar es un error así que todo lo que aquí se diga no es más que una mera opinión, la mía, que no es ni más cierta ni más errónea sino todo lo contrario.
Está claro que hay varios y muy diferentes niveles en los que uno puede practicar deporte, muchos grados de dedicación y compromiso que alteran considerablemente el efecto de una disciplina en nuestras vidas. Interpreto que para que algo te lo de todo debe de haber un compromiso absoluto. Así pues en éste texto las deducciones serán extraídas pensando siempre en el más alto de los niveles deportivos, el profesional. Pues bien, empecemos por el principio y lo que yo creo que es lo más, o debiera ser, importante para un individuo, la salud.
El deporte es salud y eso se dice con casi tanta alegría y soltura como la frasecita que en este texto se está poniendo en tela de juicio. La práctica deportiva habitual permite al individuo mejorar su condición física reduciendo grasas, aumentando masa muscular y fortaleciendo su sistema cardiovascular. Todo esto es cierto. Entonces, ¿porqué ahora después de 20 años de fortalecer mi sistema cardiovascular, reducir grasas y mejorar mi masa muscular, mis cartílagos, casi inexistentes y el pequeño hilo que me queda de menisco hacen que mis rodillas crujan como carracas cada vez que me siento y me levanto?. Además de eso los dedos de mis manos se parecen bien poco a los que yo recuerdo cuando era pequeñito y el hombro izquierdo no parece estar a gusto en su emplazamiento natural y se mueve más que la compresa de una coja.
Pero no todo es malo en esto del deporte. La educación también forma parte importante en el desarrollo de un individuo. En mi caso gracias a la pelotita he tenido la oportunidad de jugar y cursar una carrera en una prestigiosa universidad americana, todo ello con final feliz.
Lo llamo “final feliz” porque un servidor salió de allí con un contrato profesional firmado antes de terminar la carrera y una licenciatura en Comunicación debajo del brazo antes de volver a poner los pies en territorio español. Este, mi caso, lamentablemente no es el más común en España. Se que es posible compatibilizar unos estudios con la práctica deportiva, tenemos muchos ejemplos, Alfonso Reyes es ingeniero de caminos, pero en mi opinión no se hace la suficiente campaña de concienciación entre los talentosos “zagales” de hoy en día. ¿Que ocurre con todos esos jóvenes-Lebron James que arrastrados por su devoción hacia el deporte y mal-aconsejados por sus padres cuelgan los libros sin siquiera hacer la selectividad?. Muchos de esos pobres desgraciados ni si quiera llegarán a ganarse la vida como un deportista profesional y acabarán, como me amenazaba mi padre, descargando cajas en algún puerto. Lo más triste es que si han hecho deporte a tutiplén no servirán ni para eso ya que de seguro tienen alguna lesión crónica que se lo impida. Serán afortunados si pueden llegar a escuchar como les crujen las rodillas y les molesta el hombro izquierdo al agacharse para recoger una caja de zapatillas NIKE recién llegadas en un barco contenedor desde China. Por supuesto, me he lanzado en plancha a la piscina del dramatismo pero estoy seguro que las gotas no salpicarán muy lejos.
Ahora ya no maltrato tableros y me dedico a… ah si, es verdad, BUSCAR TRABAJO. No hace falta decir que no soy ningún Einstein pero si considero que estoy mejor preparado académicamente que algunos jugadores de hoy en día y las oportunidades laborales brillan por su ausencia. Sí, ya lo se, son tiempos difíciles, hay crisis, bla, bla, bla… pero en breves me veo llegando a Estados Unidos, como hicieron 5 siglos atrás los peregrinos del Mayflower, en búsqueda de una nueva vida y una oportunidad laboral viable.
El otro día leía con estpefacción un reportaje en el Heraldo De Aragón en el que Sheila Herrero nos contaba sus penurias. Para todos aquellos que no la conozcan decirles que ésta “chiquilla” es patinadora y simplemente posee 15 títulos mundiales, 136 europeos, 189 nacionales; también ostenta 4 récords mundiales y para más INRI, a día de hoy aún conserva 2 de ellos. Pues bien, ahora resulta que después de toda una vida dedicada a las 10 ruedas y habiéndolo ganado TODO, ésta maña de 32 años está en el paro después de haber trabajado en una tienda. ¿Por qué se ensalza la figura de Sheila y se le regala el oído con todo tipo de alabanzas mientras sigue recibiendo medallas, pero cuando cambia las ruedas por tacones desaparecen todas esas promesas hechas por políticos?. Miren que además la “moza” está de muy buen ver pero parece que ahora después de todo lo que ha hecho por su país, su tierra y su gente no sirve ni para crear una escuela infantil de patinaje, único sueño de ésta aragonesa que es todo ímpetu y coraje. No puedo más que echarme las manos a la cabeza cada vez que oigo hablar de su caso. ¿Porqué son tan importantes los deportistas cuando están en el candelero y un minuto después de su última rueda de prensa son totalmente desechables?.
Está claro que el deporte nos puede llenar de muchas y variadas maneras pero a su vez deja unas lagunas enormes que hay que rellenar con formación de cualquier tipo ya sea académica o profesional. Pienso que, a la hora de fichar, los equipos profesionales de hoy en día deberían de basar sus argumentos para reclutar jóvenes talentos en una fundación académica sólida y no en la tambaleante promesa de que en su equipo tendrán más posibilidades de triunfar deportivamente o de que ganarán más dinero. Algún día seré padre y si mi hijo toma la decisión de practicar algún deporte al máximo nivel y, Dios lo quiera, se plantea una batalla entre clubes por sus servicios yo apostaré por que mi hijo no sólo desarrolle su actividad física al máximo nivel sino que además termine una formación académica seria y completa. De esa manera el club que garantice a mi hijo una oportunidad digna de poder compaginar las dos cosas tendrá muchas más posibilidades de que juegue en su equipo.
Se habla mucho de que para llegar a lo más alto en el deporte hay que sacrificarse, tomarse uno la cosa muy en serio, y dedicarle a tu propósito una devoción casi absoluta. Generalmente llegar a lo más alto significa ganar títulos y medallas. Medallas de oro que son el máximo exponente del logro deportivo. Pues hay que tener mucho cuidado, porque en el deporte, no es ORO todo lo que reluce.