El primer día con los niños fue una experiencia que si he de ser sincero no me pareció nada que no hubiera hecho ya en territorio español. Es cierto que noté una gran diferencia entre los niños cristianos y los musulmanes. Los primeros días con los cristianos fue todo mucho más fácil. Curiosamente el baloncesto no es un deporte muy popular en esas tierras cediendo la popularidad al, agárrense los machos, PING PONG. Como Pedro y yo de ping pong sabíamos más bien poco nos ceñimos a lo nuestro y una vez divididos los niños en grupos por edades organizamos un entreno muy liviano y acorde a sus conocimientos. Recordemos que se trataba de que se lo pasaran bien.
Nuestra última experiencia con los niños fue quizás la más significativa. El hecho de que un grupo de “infieles”, dos de ellos ataviados con colores chillones y en pantalón corto, se pasearan por el pueblo y además invadiesen el patio de un colegio no era algo que sucediera muy a menudo en un pueblo en el que la carnicería trae la vaca viva a la entrada de la tienda y allí mismo la degüella a la vista de todos. Cuando uno entra a un patio de colegio normal se espera colores vivos, niños correteando por todos lados, canastas, porterías, etc… vamos que uno se imagina Barrio Sésamo. Pues bien, al entrar en éste y lejos de recordar algo tan cálido como la Gallina Caponata, una imagen de Prison Break arrampló con el Conde Drácula, Epi y Blas y todos sus amiguitos. El patio del colegio estaba abarrotado de niños en uniforme azul vaquero y estaba presidido por dos canastas refulgentes puestas para la ocasión que a bien seguro estrenábamos nosotros. Dicho sea esto tampoco eran nada del otro mundo. Viendo todo esto me alegré de no haber presenciado el show de la vaca porque si no yo se de uno que sale por patas.
Se respira tensión por todos lados. Los niños nada más vernos y lejos de sonreír se ríen de nosotros y con una mirada desafiante nos retan empujándonos sin demasiada brusquedad. Pedro y yo hacemos gala de nuestras mejores sonrisas que poco a poco se van diluyendo al no poder contagiar ni una pizca de entusiasmo. La sonrisa pasa a ser un poco forzada. Uno de ellos me agarra el brazo y me dice que le enseñe el bíceps. Ja, niño, ¿pero tu no sabes que voy al gimnasio y me llaman Hulk? Hago la demostración pensando,”este crío se va a cagar” y el chaval que se ceba en apretar me mira y estoy casi seguro que me llamó pringao en algún dialecto del árabe. Por supuesto que según dicta la norma de la naturaleza en cuanto a machos alfa el hizo su demostración. Al cogerle el brazo a la altura del bíceps y flipar de lo duro que está eso el muy simpático pega su brazo al costado dejando mi mano entre los dos y con un rápido y controlado movimiento me retuerce la muñeca lo justo para que me haga daño pero sin llegar a rompérmela. No pude más que hacer dos movimientos; uno, mirarme la muñeca para ver si estaba rota y dos, poner cara de póker como si el que “un crío de 10 años casi me rompe la muñeca” no hubiera pasado.
Jamás en mi vida he visto tanta agresividad atrapada en cuerpos tan pequeños. Me resultaba imposible realizar ningún ejercicio sin tener que parar porque un grupo de niños que quería el balón se estaba dando patadas, puñetazos y rodillazos por la posesión del cuero. Al final tuvimos que acortar la sesión porque era difícil mantener la atención de los niños. Las niñas, por supuesto separadas y sentadas en las escaleras a la sombra, nos hicieron de animadoras aunque no se si animando la práctica deportiva o el combate cuerpo a cuerpo. Al término hicimos entrega de unos balones de baloncesto al concejal de deportes del pueblo y al director del colegio. Nos miraron raro y las aceptaron gustosamente. Viendo que ninguno de los niños había jugado antes al baloncesto me da la sensación de que van a partirse muchos tobillos jugando con estas nuevas y pesadas pelotas de fútbol naranjas.
Verdaderamente entramos en lo que creíamos que era la boca del lobo y en tensión hicimos nuestra labor. Al final, aunque los niños igual no se acuerden, conseguimos que nos vieran como amigos. El director del colegio y el concejal parecieron entusiasmados con la aparición y nos pidieron una y otra vez que se repitiera en alguna otra ocasión. La petición me pareció genuina y sincera con lo que creo que nuestro granito de arena por la paz lo hemos puesto. Nos lo tuvimos que sacar del ojo con dolor y una muñeca maltrecha pero nuestro granito está puesto.
Muy interesante. Gracias.
ResponderEliminarSalu2,
José Carlos
Original retrospectiva
ResponderEliminarSaludos
Me ha gustado y se que tambien te ha gustado.
ResponderEliminarSaludicos.
Sr Vidaurreta..me llamo Sisco..INCREIBLE..BRUTAL..!!..he disfrutado muchíssimo viendo sus videos..a un me estoy riendo ahora...con su permiso voy a poner su blog en mi lista de WEBS de mi blog ...de verdad me he reido a lo grande...muchas felicidades por su buen humor junto a Jasen y German Gabriel...un abrazo
ResponderEliminarHola, soy Lucía Fernández, redactora del programa Maneras de Vivir de Antena 3. Estamos preparando un reportajes sobre personas a las que la crisis le haya cambiado la vida. Nos interesa mucho tu historia y la forma en la que te has enfrentado a las dificultades. Por favor te agradecería que te pusieses en contacto conmigo escribiéndome un correo a lucia.fernandezs@antena3tv.es o llamándome al 619 13 29 09. Muchas gracias
ResponderEliminarHola Rafa, podrías publicar un mail de contacto aquí. un saludo
ResponderEliminarHola Rafa,
ResponderEliminarSoy Carla, y como tú por una razón o por otro, no tengo trabajo, pero me he iniciado en una actividad que te podrías interesar.
Escríbeme a dizriveiro@gmail.com
Muchas gracias y quedo a la espera.
Un saludo
Buenos días, Rafa
ResponderEliminarMe gustaría poder contactar contigo para tratar una posible relación profesional. Como no he encontrado ningún email en la web, te dejo el mío por si te pudiera interesar.
resilientinvestor (arroba) gmail.com
Muchas gracias y espero tu email.